Poder tener una visión del horizonte del mar mientras se trabajaba desde el nuevo edificio fue determinante a la hora de tomar las decisiones proyectuales, de ahí que el pabellón se abra a esta mirada hacia la lejanía.

Dividir este vínculo con el horizonte sin que su presencia distraiga durante las clases precisaba una respuesta eficaz que determinó la imagen exterior del pabellón. Para ello, se utilizó un revestimiento de fachada de plancha curvada y perforada que tamiza la luz y la visión, a la vez que su forma permite el mantenimiento de la parte acristalada.